miércoles, 17 de octubre de 2012

La mayor riqueza derivada de la Conquista no fue el oro ni la plata; sino los alimentos que modificaron las cocinas del mundo, sostiene Janet Long en su libro Conquista y comida.
Juan Carlos Talavera | Cultura
2012-06-10 | Hora de creación: 22:28:21 | Ultima modificación: 00:01:01

Las alimentación contemporánea tiene sus baes en el siglo XVI y no se podría explicar sin el choque histórico de dos culturas provocado por la Conquista en 1521. Ese encuentro cambió la cocina para siempre, señala la investigadora Janet Long, investigadora del  de Investigaciones Históricas de la UNAM y coordinadora del libro Conquista y comida. Consecuencias del encuentro de dos mundos.

Las grandes riquezas de América no fueron el oro y la plata, esos metales apreciados por los españoles, sino los productos de la desconocidos en Europa, debido a que cualquiera de las plantas introducidas al Viejo Mundo ha generado más ingresos que todos los metales preciosos llevados a éste durante los tres siglos de la Colonia, considera la investigadora.

Fue tan importante este intercambio, señala el investigador barcelonés Xavier Domingo, uno de los antologados en este volumen, que “ni franceses, ni italianos, ni alemanes o británicos, ni los españoles pueden hoy vanagloriarse de la antigüedad de sus cocinas, porque su actual  culinaria y su  deben la viabilidad de su recetario e incluso la popularidad universal de sus platos, a la presencia de  desconocidos para ellos antes de 1492”.

RECHAZOS. ¿Qué opinaban los europeos de la comida que encontraron en América? Les daba asco ver el deleite con que se consumían arañas panzonas y gusanos blancos, o los platos salpicados con sangre. Además, nunca llegaron a aceptar la sustitución de la tortilla por el pan y en general consideraban sus propios alimentos superiores y más nutritivos.

¿Qué consideraban los indígenas acerca de la comida española? En , por ejemplo, los indígenas tiraron la comida a los perros; y durante los banquetes que presenció Moctezuma, se sabe que muy sorprendido llegó a considerar que eso no era comida.

Inicialmente todo fue rechazo… un choque cultural. Pero con el tiempo los ingredientes se mezclaron. Hoy no existiría una cocina contemporánea sin productos americanos como la , el , el chile y la calabaza. Y en México no sería lo mismo sin trigo, carne, leche, hortalizas como la cebolla, ajo y condimentos como perejil y cilantro.

SIGLO XVI. Conquista y comida. Consecuencias del encuentro de dos mundos ha rebasado la tercera edición, publicada por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, debido al éxito que ha provocado entre investigadores y público en general. Contiene 30 ensayos de antropólogos, historiadores, filólogos y científicos que abordan el proceso de intercambio de varias plantas, animales, técnicas agrícolas y culinarias, detalla Janet Long.

“La comida de hoy tiene sus bases en el siglo XVI y debido a la invasión de alimentos y de cultivos europeos que siguió a la llegada de los españoles, y sirvió para cambiar las dietas del Nuevo Mundo para siempre y poco a poco se fueron mezclando los ingredientes de ambos mundos para crear una nueva cocina que disfrutamos hoy en día”, detalla.

Sin embargo, en la actualidad se continúan comiendo platillos mesoamericanos o de la cocina náhuatl. Es decir, muchos alimentos se han sobrepuesto a la historia misma, por ejemplo las botanas y alimentos básicos como el tamal, la tortilla y el atole.

El caso de las bebidas alcohólicas fue muy similar, pues aunque existió interacción, hubo poca compatibilidad. El vino en México no fue muy aceptado y era muy caro para su consumo. Y en el caso del pulque y el mezcal no fueron del agrado de todos. Sin embargo, durante la Colonia los novohispanos consumieron grandes cantidades de aguardiente de caña o chinguirito, pero causó muchos problemas sociales porque era bebido en exceso.

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